miércoles, 17 de mayo de 2023

LA CALLE EVARISTO VALLE

La calle está ahí desde antes de la llegada de los españoles. Ya era entonces una arteria comercial, con su tambo incluido: El "Quirquincho". Durante el día la gente comerciaba los diversos productos que llegaban a la Ciudad y en las noches los españolitos la invadían para divertirse a fondo, en los diversos establecimientos creados al efecto.




La calle es mucho más que un trozo de urbanismo, es una "zona de encuentro", un "hecho social" embadurnado de una tremenda fuerza espiritual. Es un espacio en el cual, como "paceñidad", nos reproducimos diariamente. Bolivia recién está a punto de cumplir doscientos años y  en esta calle nos reunimos desde hace cuatrocientos setenta y cinco años.
¡Qué has dicho!


En sus casas, edificios, comercios, veredas y olores nos convertirnos en paceños y paceñas. Aprendemos a renovar nuestro lenguaje y nuestras costumbres locales. Cuando ya no exista el Estado Plurinacional, esta zona paceña seguirá en pie. ¡No hay duda de ello!


Subiendo a mano derecha, empiezan los balcones "liberales".


Y los portones... aunque no sean coloniales, 
igual intentan ser bellos. 
pero de una manera nueva.


Este edificio grandote intentó, en su época, reflejar el más puro
 estilo francés para imponer la estética de moda en ese entonces.

Este, también buscaba lo mismo

Una ventana con reja de fierro forjado

Durante toda nuestra juventud este edificio era considerado 
un vejestorio detestable. Hasta que, no hace mucho, 
a algún paceño o paceña se le ocurrió la buena idea de restaurarlo.
 No quedó nadita mal...


Su puerta está bien conservada



El siguiente edificio es de color rosado. Fue declarado, hace unos diez años, parte del patrimonio cultural de los paceños por la Alcaldía de la Ciudad. ¡Hasta tiene placa!



Una vista general del frente del "Tambo Quirquincho" y el edificio aledaño.




Su puerta, conservada como manda la ley


¡

¡Miremos al frente!


Una de esas casonas eternas e intrigantes



Ingresemos en ella


El primer patio




Las gradas que conducen al segundo piso, lamidas por las 
pisadas de miles y miles de paceños.



Cuando estudiamos a Zabaleta Mercado, leímos que calificaba a nuestra sociedad como "abigarrada" y no sabíamos exactamente a qué se refería con esa frase. Mirábamos el techo para tratar de imaginar sus palabras. Tal vez se refería a la disposición de estos cuartos y patios que se montan unos sobre otros; o a las personas misteriosas, de aquí y de allá, que se mezclan en los pasillos. Tal vez esto es lo abigarrado.

Entremos ahora a una otra casa unos pasos más arriba. Aquí lo abigarrado es de color rosado.


Este segundo zaguán muestra cómo la vida de los paceños y de las paceñas continua construyéndose constantemente. Lo que acá llama la atención es la búsqueda de orden. ¿Una mano femenina y "plurinacional" tal vez?



Está impecable. Pero, para reflejar nuestra 
actual manera de ser, debemos vernos dos veces en sus baldosas


Una puertita astuta se escapó de los afanes
de los restauradores


¡Ahora sí! El Edificio del Tambo Quirquincho.



El famosísimo Tambo Quirquincho, está edificado sobre la propiedad de dos personas cuyos "apellidos" han llegado hasta hoy: Irusta y Kirkincha. ¡Uno español y el otro indígena!
No, no es una edificación nativa. Todo lo que conserva es el nombre de uno de sus dueños. Es una construcción colonial que evidencia la fortaleza de las iniciales relaciones entre los nativos y los españoles.
Con toda seguridad, tanto en sus salones como en toda la zona, se han venido fabricando gentes: Primero los "mitad mitad", los iniciales mesticitos, hasta que, con el tiempo, empezaron a brillar, por aquí y por allá, los primeros bolivianitos, los "republicanos" de primera cosecha, los "liberales" de pura cepa y "emenerristas". Todos ellos llegaron antes que nosotros. Vistas las cosas en perspectiva, somos variantes de una misma raíz primigenia.



La Ciudad de La Paz no se fundó en medio de una refriega militar. Todo lo contrario, se la realizó en paz. Don Alonso de Mendoza - luego de fundarla y festejar el hecho - seguramente se retiro a descansar en alguna habitación que los nativos le tenían preparada. Pero no se fue solo sino acompañado. El ejemplo, con seguridad, cundió en todos y todas.

Ventanas, tal vez de estilo trujillano.



Detalle de una de las puertas


El logotipo del edificio.

Al frente, un otro edificio viejo. Hace muchos años, en sus salas se organizaban remates de muebles y de enseres a los que asistía con mi padre.



La casa hoy se cae a pedazos tal como antes cayeron antes las anteriores.

Un balcón adornado con rejas de fierro forjado



Al lado, un zaguán misterioso

Especial para asustar niños y niñas.

Una ventanita en dicho zaguán


La Plaza dedicada a Don Alonso de Mendoza,
que merece una entrada especial en este blog.


La esquina superior de la calle.


Una mirada hacia atrás desde este lugar

miércoles, 3 de mayo de 2023

LA CALLE CATACORA


Durante la Colonia la Ciudad de La Paz terminaba en lo que hoy es la Calle Sucre. 
La Calle Catacora, por lo tanto, quedaba más allá de los "limites del mundo conocido".

Sus calles son angostas

 


El sol ilumina los balcones otorgándoles alma



La arquitectura de la Calle Catacora, propia de la época Republicana, 
se codea hoy con las nuevas edificaciones "rentables".




Una bella reja de fierro forjado





Un poco más allá, la esquina con la Calle Genaro Sanjinés




Antes era un Callejón. Hoy es el "Pasaje López Ordoñez


En él se encuentra esta casa llena de misterio







La esquina con la Calle Pichincha




Ya desde niños conocíamos esta tiendita



Desde acá ya se divisa el Parque Riosinho